jueves, 27 de octubre de 2011

Elecciones


El Domingo fui a votar, sin saber por quien, pero como casi todos, sabiendo quien iba a ser Presidente los próximos cuatro años.
Llegué a la mesa con mas dudas que certezas, pero por suerte esta fue presidida por mi colega Ines que me recibió con la sonrisa de quien disfruta llevar a cabo una tarea pública. Me dio el sobre y entré al cuarto oscuro, iluminado artificialmente con lamparas de bajo consumo.
Vi las opciones, aunque técnicamente las conocía de antemano, sentí alivio que no fueran tantas como en el pasado, aunque nuevamente lamenté que ninguna formula me enamorara. Ante esto, opté por el método de descarte y así llegué a votar por Cristina.
Me fui contento con mi sello en el DNI y a otra cosa mariposa...
Llegó la hora del almuerzo me junté con amigos y el tema obligado fue la votación, Votaste?, A que hora fuiste?, Había cola? y un montón de preguntas cliche que no importaban su respuesta, todo en el medio de una tortilla de acelga.
No tan así, cuando dije que voté por Cristina primero no me creyeron, después noté que la conversa se transformó en mas aspera y ahí sentí que pasé a ser el centro de la escena, representado un rol de acusado por haber cometido un delito.
Sin querer me encontré en la posición de defenderme de lo que no estaba convencido...
Cada argumento que esgrimía me era contestado por una acusación hacia mi persona, así, expuse que el gobierno tiene capacidad de gestión, y mi amigo Sergio respondió: No tendrás un plan trabajar?. En un momento me sentí acorralado  y en mi interior decidí sacar mi mejor carta y levantando un poco la voz dije solo el titulo: Asignación Universal por Hijo!!!, y el amigo Juan me contó que en las cárceles las mujeres hacen colas para hacerse embarazar varias veces por los presidiarios, como estrategia para cobrar la asignación universal
Terminó el almuerzo y me fui convencido de mi voto...

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