viernes, 10 de diciembre de 2010

Estrictamente Confidencial


Pancho Azamor en sus clases de Historia del Arte siempre sostuvo la conveniencia de no decir todo lo que se piensa, y así, lo fundamentaba en la búsqueda de la armonía durante el proceso de convivencia social. Claro que mi reacción adolescente e idealista fue no, de ninguna manera, se es mejor hombre si se dice todo lo que se piensa. Un pelotudo.
Después me enteré que la Constitución Nacional declara que las acciones privadas de los hombres están exentas de los magistrados y sólo reservadas a Dios (y si no crees en Dios?, supongo que reservadas a vos mismo). Así mi amigo Horacio se muestra reservado respecto a su vida privada, nunca cuenta nada y pocas personas son tan aceptadas como el, en cambio conozco quienes no tienen la posibilidad de procesar ningún pensamiento y te largan todo en crudo, muchos los condenan, en lugar de valorar su sincericidio.
Pero esta posibilidad de reserva entiendo esta limitada a uno mismo, si la info salió de mi, no puedo exigir reserva, ni tampoco discriminar quien la escucha y quien no, pero mas absurdo me resulta intentar trasladar este privilegio de reserva de los individuos a las corporaciones públicas, que por principio deben ser transparentes y publicar sus actos de gobiernos.
Por ello señor, gracias por descubrirlos.

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